LOS AMANTES DE ISABEL II
Diana Alvarado
La reina ninfómana |
La vida de Isabel II se basa en una fiesta continua. Se
acostaba a las cinco de la mañana y se levantaba a las tres de la tarde. Este
modo de vida levantaba fuertes críticas en la sociedad española. El primer
amante oficial fue el general Serrano a quien Isabel II le calificaba “el
general bonito”, y producía un auténtico escándalo porque la reina lo perseguía
por todos los cuarteles de Madrid. Llegó a tal nivel el escándalo, que el
ejército decidió trasladarlo fuera de Madrid.Otros amantes reconocidos son el
cantante José Mirall, cuya voz entusiasmaba a la reina. El conocido compositor
Emiliano Arrieta, el coronel Gándara, también Manuel Lorenzo de Acuña, marqués
de Bedma. Destaca el capitán José María Arana, conocido como ”el pollo Arana”,
en esta relación hay una anécdota, que su marido Francisco de Asís, un día le
dijo a la reina que tuviera cuidado con el pollo Arana, que le estaba poniendo
los cuernos. Lo ascendió a coronel y le otorgó la Cruz Laureada de San
Fernando. Fruto de esa relación nació la infanta Isabel, que sería
llamada popularmente la Araneja y también la Chata. Otra relación también muy
conocida fue con el capitán de ingenieros Enrique Puig Moltó conocido como “el
pollo real”, que fue el padre de Alfonso XII, al que llamaron puigmolteño. Se
dice que un día hablando Isabel con su hijo Alfonso XII de dijo “Hijo mío, la
única sangre Borbón que corre por tus venas es la mía”.Otro amante reconocido
fue el general O´Donnell que había llegado al poder con la Vicalvarada,
iniciándose un periodo histórico conocido como el bienio progresista, dirigido
dicho gobierno por la Unión Liberal (1854-1856). O´Donnell se sintió atraído
por Isabel II y ésta le respondía, cultivando un amor platónico, que aumenta su
comprensión y confianza mutua. La diferencia de edad entre ambos, veintiún años
no les importaba nada. Sin embargo, este entendimiento fue cambiando por la
influencia conservadora, que ejercían sobre la Reina, el padre Claret y sor
Patrocinio, conocida como la monja de las Llagas, que intentaban neutralizar
las medidas liberales que el gobierno de O´Donnell tomaba sobre la Iglesia.
Esto llevó, a que Isabel II humillara públicamente a O´Donnell, provocando su
cese. LOS AMANTES DE ISABEL II Cabe destacar la anécdota, de que en el año
1860, O´Donnell va a despedirse de Isabel II antes de iniciar una nueva guerra
en Marruecos, la Reina le dice cariñosamente que si ella fuera hombre iría con
él. Francisco de Asís que estaba presente, añadió “lo mismo te dijo O ´Donnell,
lo mismo te dijo”.
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